Ser flotante en el estornino negro: ¿se nace o se hace?

Fisgoneando en la vida del estornino negro: ¿qué diferencia a un reproductor de un flotante?

En las poblaciones naturales, hay un tipo de individuo que recibe uno de los nombres más poéticos y abstractos que puede haber en el campo de la ecología del comportamiento: el flotante. Si hacemos una búsqueda rápida de las diferentes acepciones de esta palabra veremos que un flotante (o en inglés, floater, de donde se acuña el término) es un cuerpo que se sostiene en suspensión en un líquido o aire, es algo/alguien que deambula o que parece moverse o actuar sin ningún propósito. Puede no parecer muy obvio de primeras, pero el adjetivo flotante hace alusión al hecho de que estos individuos, a pesar de ser sexualmente maduros, no se reproducen (¡al menos no siguiendo los mismos pasos que sus congéneres!). Al contrario que sus colegas reproductores, un flotante no posee un territorio, una pareja o un nido que defender. Parece flotar, parece no estar amarrado a un lugar concreto que tenga que proteger. Por esta razón (la falta de vinculación con un nido o un territorio) hace difícil identificar, monitorear y, por ende, estudiar a los flotantes, a pesar de que su existencia es bien conocida en prácticamente todas las poblaciones animales.

Nuestro conocimiento acerca de la biología de las especies y las poblaciones acaba estando irremediablemente sesgado hacia los reproductores, que muestran un comportamiento mucho más conspicuo:  durante la época reproductora cantan en lo alto de los árboles o las rocas para proclamar y defender su territorio de potenciales rivales, ponen e incuban sus huevos en un nido y alimentan a sus polluelos haciendo innumerables viajes en búsqueda de alimento. Parecen fáciles de seguir, ¿no? Si bien sabemos que la reproducción es un proceso crítico que determina el fitness de los individuos, ¿por qué existen los flotantes?   ¿a qué se debe que los individuos pasen parte (o toda) su vida como flotantes, no reproductores? ¿No quieren reproducirse? ¿No están preparados para ello? ¿Están recabando información sobre dónde y con quién criar para maximizar su éxito reproductor en el futuro? ¿Quieren ahorrarse los costes asociados con la crianza convencional y obtener el éxito reproductor a través de cópulas extra pareja o parasitismo de puesta? ¿O es que no les ha quedado más remedio que resignarse a no reproducirse (temporalmente o toda su vida) al ser menos competitivos en la lucha por los recursos reproductivos?

Esquema as las preguntas aún sin responder debido a la dificultad de monitorear a los flotantes. Sin embargo, nosotros hemos podido empezar a indagar en las vidas misteriosas de estos flotantes gracias al uso de sistemas de marcaje y seguimiento por radiofrecuencia. Llevamos más de 10 años midiendo, siguiendo y marcando con microchips a pollos y adultos de una población natural de estornino negro (Sturnus unicolor), lo que ha generado bases de datos muy ricas que nos permitirán responder a algunas de estas preguntas.

El estornino negro es un paseriforme de la familia Sturnidae. Es un ave sedentaria, que se distribuye por el oeste del Mediterráneo y que tiene una longevidad relativamente larga para ser un paseriforme. El estornino negro anida en cavidades secundarias (cavidades ya hechas por otras especies, como por ejemplo, los pájaros carpinteros; o cavidades naturales de árboles o edificios). Esto es tremendamente importante porque se establece la primera limitación a la hora de reproducirse: si hay más estorninos que cavidades disponibles, no todos podrán acceder a la reproducción y la competición se intensificará. Para poder seguir las vidas de estos emplumados, les insertamos de manera subcutánea un microchip que tiene un código alfanumérico único que identifica individualmente a cada uno de los estorninos. Tras esto, colocamos dentro las cajas-nido una antena que detecta la entrada de los estorninos marcados con microchips y un lector que almacena la información de estas visitas (el número, la fecha y la hora). Esta metodología no sólo nos ayuda a identificar a los dueños del nido, sino también a todos aquellos estorninos flotantes que dedican parte de su tiempo a visitar nidos. Sí. ¡Tal como lo lees! ¿Con qué objetivo? Son muchas las hipótesis: quizá estén buscando la oportunidad de usurpar un nido, parasitarlo o quizá estén recopilando información para el año siguiente. ¡Quién sabe! Lo que está claro es que usando una metodología adecuada podemos llegar a conocer los aspectos más secretos de la vida de los animales. Volviendo a donde lo habíamos dejado: gracias a estos microchips podemos saber cuál es el estatus reproductor de los individuos, y esto nos permite clasificarlos para empezar a hacer nuestras comparaciones entre flotantes y reproductores.

En este estudio en concreto, seguimos el destino de 7 y 8 cohortes de machos y hembras de estornino negro (una cohorte es un grupo de individuos que se marcan al mismo tiempo, en este caso son 7 y 8 generaciones de pollos). Les pesamos,  medimos su tamaño y les marcamos con 14 días de vida, siguiéndoles hasta el año de primera reproducción (es decir, el año en el que típicamente empiezan a reproducirse: 2 años después de nacer en el caso de los machos y 1 año en el caso de las hembras). En ese año, volvieron a ser capturados como adultos y volvimos a tomarles un montón de medidas fenotípicas: el peso, el tamaño y la ornamentación (la longitud de las plumas de la barba, las cuales exhiben orgullosos durante el cortejo). Queríamos saber si alguna de estas variables estaba relacionada con ser flotante o reproductor. ¿Cuál fue nuestra predicción? Que aquellos estorninos en mejor condición física y más ‘sexys’ (aquellos con unas plumas más largas) tendrían más posibilidades de ser reproductores que aquellos que estuviesen en peor condición y que no fuesen tan despampanantes. A su vez, queríamos saber si la condición que tuvieron como pollos, el número de hermanos en el nido (como una medida de ambiente competitivo) o la fecha de nacimiento podían tener algún efecto a largo plazo en el estatus reproductor.

Con todo ello, construimos nuestros modelos predictivos para machos y para hembras y los unimos todos en un gran modelo que nos permitía identificar qué variables tenían más peso en determinar/influir el estatus reproductor adulto.

¿Qué resultado obtuvimos? Vimos que, en el caso de los machos, la condición física estaba asociada muy positivamente con ser reproductor. Es más, la propia condición que habían tenido de pollos era suficiente para explicar el estatus reproductor adulto. Además, para nuestra sorpresa, la ornamentación no parecía estar relacionada con el estatus: la longitud de las barbas era similar entre flotantes y reproductores. En el caso de las hembras, ninguna característica física parecía estar asociada con la flotación o la reproducción, pero detectamos una tenue asociación negativa con la fecha de nacimiento: las hembras que nacían más tarde (más cerca del verano, cuando hace más calor y la comida escasea) tenían más posibilidades de ser flotantes.

Nuestros resultados muestran una diferencia sexual en los predictores del estatus reproductor. Tiene sentido ¿no? Los machos en el estornino negro son los principales responsables de defender una cavidad de potenciales intrusos y rivales. Estar bien físicamente parece ser determinante ya que esto influye directamente en la eficacia a la hora de perseguir y disuadir a los competidores. Las hembras de estornino también defienden sus nidos, pero seguramente no lo hagan al nivel que lo hacen los machos, relajando esa presión sobre su condición física. Nuestros resultados también remarcan lo importante que son las condiciones en las que nos criamos desde pequeños: aquellos estorninos con un inicio de vida más duro (los que estaban en peor condición o los que nacieron más tarde) arrastraron esta desventaja hasta la etapa adulta.

Nuestros resultados sugieren que hay una barrera fenotípica que limita la reproducción de algunos estorninos, y que por lo tanto es probable que el estatus flotante sea más una imposición que una decisión. Sin embargo, aún hace falta estudiar más rasgos de las historias de vida como la supervivencia y el éxito reproductor durante la vida para poder dictaminar si los flotantes en el estornino negro son simplemente individuos de peor calidad o si ser flotante entraña alguna ventaja reproductiva que aún desconocemos.

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Iraida Redondo (MNCN)